NO ES SABIO QUIEN SABE MÁS, SINO QUIEN HABLA MENOS.

"El silencio es el muro que rodea a la sabiduría" Refrán Árabe


Solemos confundir los conocimientos intelectuales con la experiencia, ocurre que no hay estudios ni centros de enseñanzas posibles, que impartan la experiencia de vida, que siembren las vivencias y que despierten las consciencias, lastimosamente, esto no se aprende, simplemente surge, despierta y se activa en cada ser humano.

Las habladurías, las demostraciones de saber, de conocimientos, de manejo de contenidos, no es muestra de sabiduría, se pueden llegar a tener muchos títulos, en diversas disciplinas, sin embargo, se puede pasar una vida entera sin aprender a escuchar…

Pretender hacer valer nuestras opiniones y criterios, no es un error, pero resulta mucho más útil aprender a escuchar las opiniones y los criterios de los demás, ahorrarnos palabras y accionar más y especialmente aprender del silencio, pues existen muchas cosas en nuestro interior, que no logran salir a flote en medio de tanto ruido.

Lamentablemente, hoy día, resulta un tanto complejo el que las personas logren desarrollar su capacidad de razonar, desarrollen su criterio y se manifieste en ellos la duda, la curiosidad y la virtud innata de expresarnos, solemos resultar arrastrados por los conocimientos impartidos e inculcados, anulando nuestra capacidad de pensar y sustituyendo nuestros razonamientos por conceptos preconcebidos.

Pensamos muchas veces, que hablar y expresar todo lo que pasa por nuestra mente, nos hace demostrar que sabemos, incluso juzgamos a quienes mantienen el hábito de ser reservados y son partidarios del silencio, sin embargo, no nos damos cuenta de que quienes callan aprenden de los demás y de sí mismos.

No podemos juzgar la sabiduría por la habladuría, se puede tener una excelente capacidad de hablar y mantener largas conversaciones o discursos y en el fondo estar vacío, la verdadera sabiduría parte de la serenidad, del silencio que engloba la verdadera plenitud, el convencimiento de lo que se sabe sin la necesidad de demostrarlo y de que todos sepan lo que piensas o crees saber.

El silencio suele decir mucho de una persona y aunque en muchas personas despierte desconfianza, basta con ponerse a pensar en realidad lo que reflejamos a través de aquello que decimos, podemos tener mucha facilidad en la palabra, pero eso solo nos distancia del silencio, donde radica la verdadera reflexión, observación y atención de las cosas.

La vida no nos coloca límites, eso lo hacemos nosotros mismos, podemos pasar la vida llenando nuestro camino de conocimientos, de títulos, de estudios, de seguro esto enriquecerá nuestra vida y abrirá nuestras oportunidades, pero debemos tener muy claro que allí no radica la sabiduría, que hablar de aquello que conocemos no nos hace sabios, que la verdadera experiencia radica y descansa en el alma.

Vale la pena pensar en lo que realmente es importante transmitir, en aquello que debemos expresar y en lo que debemos callar, entender que no todos están dispuestos a escuchar lo que queremos decir. En lugar de llenar los espacios de un millón de palabras vacías, es mucho mejor vivir en el silencio sabio que en la palabra hueca.

Original en: El rincón del Tibet


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