DISFRUTAR DE LO SIMPLE Y NATURAL



Si no te pasas toda tu vida descontento, preocupado, ansioso, deprimido, desesperado o consumido por otros estados negativos; si eres capaz de disfrutar de cosas simples como escuchar el sonido de la lluvia o el viento; si puedes apreciar la belleza de las nubes que cruzan el cielo, o estar a solas en ocasiones sin sentirte solo ni necesitar el estímulo mental de una diversión;
si puedes tratar a un completo desconocido con amabilidad sincera sin desear nada de él…eso significa que se ha abierto un espacio, aunque sea por poco tiempo, en el casi siempre incesante torrente de pensamiento que es la mente humana. Cuando esto ocurre, hay una sensación de bienestar, de paz viva. 

Existe un elemento común en la capacidad de ver la belleza, de apreciar las cosas simples, de disfrutar con la propia compañía o de relacionarse con otras personas con amabilidad y cariño. Este elemento común es una sensación de bienestar, paz y vida. 

Así que cuando aprecies algo simple – un sonido, una imagen, un tacto -, cuando veas la belleza, cuando sientas cariño hacia otra persona, siente la espaciosidad interior que es la fuente y el fondo de esa experiencia. 

El filósofo Nietzsche, escribió:

“Qué poco hace falta para la felicidad…precisamente las cosas más mínimas, las cosas más suaves, las cosas más ligeras, el ruido de una lagartija, un aliento, un guiño, una mirada; con muy poco se consigue la mejor felicidad. Quédate quieto”.

Eckhart Tolle en Un mundo nuevo ahora

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