LA RUTA DE LA VERDAD



Entrevista con Sri Ramana Maharshi.


...Nos encontramos frente a un hombre anciano, de aspecto bondadoso, ingenuo y casi infantil, pero profundamente emaciado y enfermo.
Se nos aseguró que un sarcoma del brazo está devorándolo rápidamente, a pesar de tres operaciones ya practicadas en él. Sus piernas atrofiadas por la larga inmovilidad meditativa de más de cincuenta años no logran sostenerlo. No puede caminar y cuando se desplaza tiene que ser llevado casi en peso por sus discípulos más intimos. 

Moreno el rostro, blanco el cabello y blanca la barba que se deja crecer discretamente en punta, su expresión facial se ve alumbrada extrañamente por dos ojos grandes y obscuros que parecieran quemar cuando miran, pero que en realidad acarician con una expresión indefinible. Nunca hemos visto ojos semejantes, y cuando su mirada se posa en nosotros, no sólo comprendemos que estamos siendo "leídos" completamente, sino también que toda la bondad del mundo, todo el consuelo y toda la compasión de la tierra se derrama sobre nosotros. Al sentir la mirada de aquellos ojos inmensos se aceptan sin discusión todos los milagros que se cuentan sobre él y se comprende fácilmente lo que las gentes experimentan en su presencia y que va desde el trance místico hasta la hipnosis completa.


Preguntamos al intérprete y discípulo predilecto si nos sería permitido dirigir algunas preguntas al Gurú. Después de consultarlo, en voz muy baja, con su maestro, nos responde afirmativamente. Decimos entonces lo siguiente, improvisando con rapidez algunas frases que vienen a nuestra mente, pues la verdad es que nunca creímos que se nos permitiría dialogar con el Gran Yogi de la India moderna.


- Maestro venerado: hemos viajado por todo el ancho mundo estudiando las viejas religiones y filosofías, esforzándonos por descifrar e interpretar en libros de la sabiduría antigua una cosa fundamental: la Verdad. La fama de vuestro nombre se ha extendido por todos los países y ha llegado hasta nosotros a través de escritores ilustres y de discipulos vuestros, y por eso hemos venido hasta aquí. ¿Podríais vos decirnos cuál es la Verdad, la filosofica Verdad? ¿Dónde se encuentra la Verdad? 

(Largo silencio) 



En esos momentos, mediante un momento de split-personality, nos damos cuenta de que, en realidad, lo que queríamos preguntar al santo hindú no era lo que nuestros labios acababan de pronunciar, sino algo mucho más profundo y más íntimo: lo que básicamente queríamos pedirle era una fórmula, un camino para obtener paz en la mente, serenidad en el juicio y en la acción, sabiduría verdadera en una palabra, la sabiduría de los yogis. 

El silencio se prolonga tanto que pareciera que el Gurú no va a responder a nuestra pregunta. Adelina del Carril y la esposa del autor, que están arrodilladas más atrás, han confesado después que la angustia que ellas experimentaban en esos momentos era mortal, pues se daban vagamente cuenta de que en ese silencio preñado de posibilidades todo podía acontecer, incluso un milagro. 

Tentados estábamos ya de repetir nuestra pregunta o de decir cualquier otra cosa para vencer esa terrible tensión, cuando he aquí que los labios del yogi se han abierto y en voz muy baja comienza a decir algunas palabras en lengua que no entendemos. El intérprete rápidamente traduce entonces:


- La paz, la serenidad, la armonía son el estado normal de la conciencia. Quién, como usted es médico, sabe que, así como la salud es el estado normal del cuerpo, igualmente la paz es el estado normal del espíritu. Cuando no hay paz, ello traduce un estado anormal, una enfermedad del espíritu, del mismo modo que la fiebre expresa un trastorno del cuerpo. Ahora bien, ¿qué es lo que produce ese trastorno, ese estado artificial de la conciencia?: la mente. Averigûe usted qué es la mente y encontrará el camino de la serenidad y la sabiduría que usted ambiciona alcanzar...


La impresión que esas palabras nos producen es indescriptible. Para nuestras acompañantes, la respuesta no tiene relación alguna con nuestra pregunta y carece de sentido. Pero nosotros nos damos perfecta cuenta, instantáneamente, de que el Gurú no está contestando la pregunta que de palabra le formulamos, sino que está respondiendo directamente a nuestro pensamiento.  Le decimos:
- Entonces, ¿cuál es la mente que obstruye el camino hacia la serenidad del espíritu? ¿La mente individual, nuestro ego, nuestra personalidad, o bien la Mente Universal en sus designios inescrutables?

El filósofo se sonríe levemente y dice: 

- Mente Universal y mentes individuales son una sola cosa... No hay mentes distintas. Los egos son solo fragmentos de la Mente Universal adheridos a las cosas materiales. Cuando la Conciencia Pura se adhiere y fija al ego cargado de tendencias y apetitos, entonces la paz se pierde, de la misma manera que se enturbia el agua de un estanque cuando se arrojan piedras en su seno transparente.

Hace una pausa y luego dirigiéndose al intérprete le dice que nos traiga un folleto que el dictó apenas cuando tenía veinte años y que se llama: "¿Quién soy?" ("Who am I?"). Cuando éste vuelve, le dice que nos lo entregue y que lo leamos con la mayor detención, frase por frase, palabra por palabra. 

Repetimos entonces nuestra primera pregunta: 
- Maestro, ¿cuál es el camino de la Verdad? ¿Existe una ruta para encontrar la Verdad última, o sea, Dios? 

El sabio responde:

- Eso nadie puede decírselo. Tiene que ser encontrado por sí mismo, por cada cual, investigado paciente y heroicamente, a solas y sin desfallecimientos. Hay que encontrar primero lo que uno es y entonces se encuentra el camino de Dios, pues Dios está en nosotros mismos y no en otra parte.


Juan Marín en No Dualidad

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1 comentario:

  1. Me parece tan hermosa la conversación que me voy a atrever a extenderla y colocarla en otro blog para que mucha gente pueda leerla.
    Muchas gracias

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