EL ESTADO NATURAL





Todas las virtudes y cualidades como, por ejemplo, las paramitas se hallan contenidas en el "estado natural", que está libre de apego y rechazo. 

Durante la meditación en el estado natural no hay ideación, actividades ni acumulación: nada en especial. Por eso, el estudio y la reflexión sobre el estado natural debe tener lugar entre las distintas sesiones meditativas. 

El estado natural no sólo trasciende la palabra y el pensamiento, sino que sólo se conoce a sí mismo. Sólo puede encontrarse a sí mismo y a través de sí mismo. No puede adquirirse a través de libros y explicaciones. Sólo depende de sí mismo. No está condicionado siquiera por las enseñanzas. El oro es oro con independencia de la forma que adopte. El Dogchen siempre es Dozgchen: no es de este modo ni del otro. 

El estado natural es la claridad espontáneamente presente que siempre está con nosotros, con todas sus cualidades, con independencia de lo que hagamos. 

Debemos cultivar ese tipo de confianza. Un practicante de Dzogchen sólo necesita confiar en su auténtica naturaleza: tiene que reconocer el estado natural, albergar confianza y comprender de qué modo todas las cualidades pueden estar incluidas en el estado natural. Ya no tiene necesidad de buscar ninguna otra cosa.

La naturaleza de Buda no tiene forma ni color. Es inmutable e inefable. Está más allá de la conciencia subjetiva y no es un objeto de visión ni una cosa material. En esa naturaleza no se puede hablar de Budas ni de seres ordinarios. No puede ser mejorada ni deteriorada. No tiene causa, ni es algo compuesto. Es la gran base universal más allá de todo soporte. La base de lo puro y lo impuro, sin que ninguno de ambos exista verdaderamente. 

El estado natural sólo puede realizarse a través del estado natural.

Es importante descansar en la propia naturaleza sin cerrar los ojos pero sin mirar a los objetos; sin seguir los pensamientos, aunque éstos no puedan ser detenidos. Parar el pensamiento es otro pensamiento. No hay que pensar en vacuidad, claridad, unión, etcétera, ni en nada en particular. El estado es claro pero lo que es claro no es posible explicarlo. No hay nada que cambiar ni que hacer. No hay que analizar ni seguir los pensamientos. Todo emerge y desaparece como un arco iris. No podemos detener el pensamiento ni las percepciones de los cinco sentidos, simplemente hay que dejarlos tal cual son: eso es lo que se conoce como meditación en el Dzogchen. 

El ave que vuela en el espacio no deja rastro y no se posa sobre nada.

[Extractos de las enseñanzas de Lopön Tenzin Namdak Rinpoche]

Fuente: Yoga natural

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